Hace muchos años, al salir de una clase de ballet, de aquéllas a las que iba desde que tenía cuatro añitos, recibí este regalo que inmediatamente colgué en mi habitación, y aún hoy me trae buenos recuerdos cuando la miro.
"Cada día en el que no hayamos danzado al menos una vez, es un día perdido. "
No hay comentarios:
Publicar un comentario