Me gustan los días en los que me opongo a la situación, en los que me quiero quedar en cama toda la mañana y a poder ser toda la tarde, simplemente esperando la noche, pero al final no lo hago. Me levanto, intento desayunar y voy casi sin poder a hacer lo que tengo que hacer. Después de casi nueve horas al pie del cañón, vuelvo a casa, y la cama me llama. Me siento orgullosa al negarme, y encima, hacer mil cosas diferentes durante toda la tarde, para que, cuando me siente, lo que me espere sea estudiar. Hoy, me siento orgulosa de mí misma, y valoro más el trabajo de nuestros padres todos estos años, cuando al llegar cansados aún tenían fuerzas para limpiar o para llevarnos al parque. Simplemente, admirable.
" Amar a la vida a través del trabajo, es intimar con el más recóndito secreto de la vida. "
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