Hace ya muchos años que decoran mi habitación. Lo compré después de muchas dudas en el 2007 durante mi primer viaje al extranjero en donde, contagiada por una amiga, acabé llorando debajo del monstruo de hierro. Nunca nos imaginamos allí, en la ciudad del amor, o al menos, no tan jóvenes. Así que por la cara de dos chavalitas, corrían lágrimas de agradecimiento a quiénes hicieron posible esa realidad.
" El que da, no debe volver a acordarse; pero el que recibe nunca debe olvidar. "
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