viernes, 16 de septiembre de 2011

Pinocho.



Un día paseando por Florencia, sin saber muy bien qué hacer, abrigada de arriba a abajo, y con música en mis oídos, me metí en una tienda. Cuando fui a pagar, allí estaba, y pensé, mira qué bonito. Ahora, meses después y colgado junto a la bandera de Italia, vigila mi habitación. Y yo, cada vez que lo miro me acuerdo de cuando volvía cargada del Conad, y no encontraba la llave en el bolso.

" El recuerdo es el perfume del alma. "


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