Lo que da de sí la vía San Zanobi. Un día te encuentras a un hombre asomadado cual pajarillo por una ventana, otro giorno te das un susto de muerte risa con un extraño que, casualidades de la vida se para enfrente de tu portón sin saber que tu vas a salir de un momento a otro. Y otros días, días como el de hoy, vienes de la facultad, bromenando y ves el camión de los bomberos, "¿qué habrá pasado?", y cuando se mete por tu calle, el ritmo de tus pies se acelera solo queriendo descubrir si te ha tocado a ti o no, y esperando que no le haya pasado nada a nadie. Es curioso, como a pesar de que algo nos pueda dañar, queremos descubrirlo más bien pronto que tarde. Siempre pensamos que es peor el sufrimiento de la incognita que el sufrimiento en sí. Al menos yo soy así, si voy o vas a hacerme sufrir, prefiero saberlo ya. Al final, como en la mayoria de ocasiones en nuestras vidas, no pasa nada grave. Y despues de apagar el fuego, cada uno a su casa. A leer el libro de antropología y cocinar. Como si nada hubiera pasado. Porque al fin y al cabo, muy pocas cosas hacen que paremos el ritmo de nuestra vida.
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