viernes, 7 de octubre de 2011

Abuelo.




Sí. Esta foto no la saqué yo. Aún ni existía pero cada vez que la miro, y son ya muchos los años que llevo admirándola, pienso en lo mucho que me gustaría haberla sacado yo. Significaría haberlos conocido de jóvenes, saber cuáles eran sus pensamientos, sus inquietudes, sus deseos. Por razones ajenas a mí, no he sido la típica niña que se iba a comer a casa de sus abuelos, o a la que recogían al salir del colegio. Nuestra relación ha sido diferente a todo eso. Lejana. Pero aún así, es algo inexplicable el amor que siento por ellos. Hace pocos años sentía tanto el no poder ver a mi familia a menudo que lo pasaba muy mal y siempre pensaba en ir, en disfrutar de su compañía. Poco a poco, me fui haciendo mayor y acostumbrando a la situación, sabiendo que en un lugar a miles de kilómetros existen seres maravillosos que siempre me han querido y a los cuales siempre he admirado. Hoy ha sido un día triste. Aunque no del todo. Siempre he considerado que la vida es vida y hay que vivirla. Y en cierto modo, me gusta pensar que él lo sentía igual. Supo que es lo que pasaba en todo momento y me reconforta saber que no tenía miedo. Escribo estas líneas intentando no derramar una lágrima, no porque no lo sienta, sino porque quiero recordarlo como en ésta imagen, joven, vitalista y enamorado. Ayer cuando esperábamos la noticia, no lloramos. Nos reímos contando anécdotas sobre él y gracias a eso, le he podido conocer algo mejor. Ahora toca apoyarnos los unos en los otros y por mucho que duela, seguir con nuestras vidas. 

" Que la vida iba en serio
uno lo empieza a comprender más tarde
-como todos los jóvenes, yo vine
a llevarme la vida por delante.

Dejar huella quería
y marcharme entre aplausos
-envejecer, morir, era tan sólo
las dimensiones del teatro. "

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