lunes, 12 de diciembre de 2011

Cambios.



Hoy escribiría sobre muchas cosas. De camino a casa con música lenta en el coche y de fondo el ruido y tráfico de la gente mis propios pensamientos me atravesaban como balas. Es curioso como te puedes hacer daño tu solo. Es por eso por lo que tomé una decisión. No ha sido una fácil, ni mucho menos, pero una vez tomada, solo piensas ¿y ahora qué?, ¿hice bien?. Solo se te pasan por la mente todas las cosas  a las que les habías dando tantas vueltas. Seguramente me he equivocado. Sí, soy así. Imperfecta, y los que me conocen lo saben. Pero si algo no suelo hacer es sufrir gratuitamente. La gente lo pasa mal por cosas tan graves, que yo no me siento ni con derecho a estar así. Pero el caso no ese, ¿qué haces cuando lo has intentado todo? Has intentado estar bien sin éxito, has meditado sobre tus fallos, has intentado cambiarlos, te muestras más interesada, preocupada, comprensiva, pero y qué haces cuando sientes que te traicionas a ti misma. Tu no eres así. Para bien o para mal, no sabes estar encima de una persona todo el día, no eres capaz de no soltar lo que piensas aunque sepas que puede hacer daño. ¿Y cuándo eso cambia? ¿Es mejor así? Callar y callar. No ser tú. Yo no creo que la solución sea esa, ni siquiera tengo un atisbo de lo que podría ser, pero sí sé que esa no. Es por ello por lo que un día, no puedes más. Seguramente no lo hagas de la mejor manera. Pero no solo me traicionaba a mí, sino también a un proyecto en el que muchos de los días no he contado la verdad. Realmente no he dicho como me sentía por miedo a hacer daño a alguien. Y ahora caigo en el error. Esto es algo mío,  de nadie más. Por eso, el día en el que me dí cuenta de mi propio fallo, intenté solucionarlo. Ahora solo toca esperar, y, ¿quién sabe? A lo mejor lo único que hacía falta era el tiempo. 

" Cuando lo que estás haciendo no está funcionando, tiendes a hacer más de lo mismo y con mayor intensidad. " 

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