Ojalá las cosas fueran más fáciles. Que el decir te quiero estuviera a la orden del día y el guardarse los sentimientos se anclara en el fondo del mar. Que la amistad fuera sencilla, sin resentimientos, que fuéramos capaces de no hacernos daño. Que todos los que sueñan con el amor, se topasen con él, de frente, como el que mira a la muerte de cara, enfrentándose a todo aquello que desconoce, a la incertidumbre. Es en ese momento, es cuando hay que arriesgar, porque el que no lo hace nunca, jamás obtendrá recompensas. Es como cuando pasas cada día de la semana como si fuera la típica tarde de domingo lluviosa y fría. Lunes, Martes, Miércoles… todos iguales. ¿Y a eso es lo que llamamos vivir? A levantarnos para cumplir con lo que ese día se espera de nosotros y llegar a casa deseando abrir ese pedazo de cielo que tenemos enjaulado en una habitación.
" No solo respirar es vivir..."
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